Magnífica talla de 1695 realizada por el fraile dominico Pedro Nolivos, presidió el coro del convento de los Dominicos, convertido siglos después en parroquia de Santo Domingo y San Martín, donde es venerado todo el año. Conmovedora expresión a punto de cerrar los ojos, antes de la expiración. Portada a hombros por 30 costaleros, acompaña la Cofradía del Cristo del Perdón fundada en 1929.